jueves, 10 de noviembre de 2011

Maqueta Flamenca

Luego de un día de malestar general, dolor de cuerpo y mucha pesadez, nadie imaginaría o consideraría en asistir a un ensayo de flamenco... En mi caso, luego de pensarlo y no mucho, me enruté hacia mi flamenco amado... Al llegar al estudio y sentir el amor compartido por un arte tan maravilloso, toda dolencia, malestar o congestión paso a la nulidad... La buena vibra, el entusiasmo y la alegría fueron algunas de las cosas que estuvieron presentes durante las mas de 2 horas de un pequeño ensayo que tuvimos. No hubo cansancio, malas caras, desgano u objeción alguna al "otra vez", "desde el principio", "nuevamente"... 


Nuestro ensayo fue, si lo asociamos como siempre en mi caso a la cocina, como ir al supermercado y estar en medio de anaqueles full de ingredientes y productos, sin saber que esperar comprar... Poco a poco fue tomando forma, porque se escogió el plato principal, luego sus acompañantes y se completó con la compra de un excelente vino (vino que estuvo presente en nuestro ensayo de manera literal)... 


Aunque aún estamos en proceso de integración y no tenemos forma establecida, la disposición, las ganas y el entusiasmo hacen que este "plato" que apenas se está armando, prometa y de la mejor manera...


Definitivamente y para culminar este anticipo de lo que serán meses y meses de ensayo, puedo decir que, para quienes amamos un arte, cualquiera que sea, el sentirse parte de él, respirarlo, palparlo y saborearlo poco a poco y en cada uno de sus procesos, no tiene comparación...