El viaje de Caracas a Valera, siempre ha enmarcado muchas emociones, pero la que siempre lleva la delantera es la FELICIDAD... La Felicidad es la que mueve mi cuerpo, la que elimina el cansancio y la que me convierte en una mujer musculosa por sólo 1 día. En esta oportunidad mi viaje, más que viaje, fue una mudanza, o lo que sería la primera parte de ella. Fue el comienzo de una nueva vida.
Una madrugada de un Lunes antes de que el Astro SOL nos diera los buenos días, ya yo me encontraba terminando de cargar el carro con mis cosas para comenzar lo que sería mi maravilloso viaje a CASA. Con una macro taza de café con leche en mano, unos cachitos de pavo y queso y un Té de Durazno me enruté a casa. Para los que me conocen saben que este viaje lo hago con gusto, más que por ver a mi familia, porque el manejar me relaja al máximo.
Salir de Caracas antes de que el sol nos de la bienvenida por entre las montañas cubiertas de neblina y llena de pinos, es la mejor manera de iniciar el camino a casa. Sigo con una maravillosa vía donde el horizonte esta repleto de montañas, playa, planicies, en resumen un bouquet visual que sólo podemos encontrar y disfrutar en este maravilloso país. Sí hablo del ramo culinario encuentro vendedores ambulantes de panelitas, mangos, granos, utensilios de cocina, queso de cabra, frutas, chicharrones, cochino frito, empanadas, etc... Como pueden notar, estas 7 horas de viaje son un camino a la Felicidad.
El llegar a CASA y poder abrzar, besar y estar con mis 3 personas, es la culminación de un viaje sencillamente encantador. Sólo quien vuelve a casa disfruta de este sabor, de este encantador y envolvente sentimiento.
Doy gracias a DIOS por haber terminado el año 2011 retornando a CASA, volviendo a estar con mi familia y sobretodo por permitirme comenzar de cero, pero FELIZ.
